¿Cuándo consultar con un Terapeuta Ocupacional infantil?

En Terapia Ocupacional infantil buscamos mejorar la participación y el desempeño de los niños y niñas en sus principales ocupaciones: Actividades de la vida diaria (alimentación, higiene, vestuario), juego, participación social y actividades educativas. Durante esta etapa la disciplina puede cumplir una función habilitadora, que permita potenciar el desarrollo de competencias y destrezas desde edades tempranas, y/o rehabilitadora, cuando ha existido algún evento que genere un déficit en sus habilidades.

El desempeño y participación puede verse afectado por diversos factores, entre ellos, dificultades motoras, de procesamiento sensorial o funciones ejecutivas, junto con que también pueden ser interferidas por contexto en el que se desarrollan los procesos de crianza.

Dado que el desarrollo infantil comprende muchas áreas y puede ser apoyado desde diferentes especialidades, te invitamos a conocer las razones más frecuentes en las que se sugiere consultar a un Terapeuta Ocupacional infantil:

1. Retraso en el desarrollo psicomotor y desempeño general

• Si sientes inquietud por su interés frente a situaciones de interacción social o por su forma de explorar el entorno, jugar y manipular objetos.
• Si observas retraso en la adquisición de hitos de desarrollo psicomotor (marcha, inestabilidad, dificultad para la manipulación de objetos pequeños, etc.).
• Si presenta dificultad en la participación y desarrollo de habilidades de cuidado personal, relacionadas a vestuario, baño y aseo.

2. Dificultades de procesamiento sensorial

• Si tu hijo presenta una respuesta exagerada frente a estímulos táctiles, de movimiento, auditivos u otros.
• Si Le molesta que lo toquen, las etiquetas, la ropa, el lavado de dientes y la manipulación de texturas.
• Si siente temor por caerse o a las alturas, evita saltar de superficies elevadas, subir a columpios o manifiesta miedo en ascensores y escaleras mecánicas.
• Si tu hijo presenta frecuentes caídas, choca, tropieza con objetos o realiza actividades sin medir su fuerza.
• Si observas que tu niño busca constantemente experiencias de movimiento: correr, balancearse, moverse en la silla, o por el contrario observar pasividad en comparación a otros niños de su edad, ambas situaciones en medida que afecta el desarrollo de actividades diarias y su relación con otros.

3. Dificultades de motricidad fina

• Si presenta dificultad en la participación de actividades de motricidad fina que interfieren en situaciones de vestuario (abrir-cerrar botones, broches, cierres) o alimentación (uso de cubiertos).
• Si observas toma inadecuada del lápiz, dificultad para cortar con tijeras, molestia o fatiga durante la escritura.

Es importante recordar que cada niño tiene una historia y características únicas, sin embargo, frente  a una inquietud siempre es recomendable consultar, de manera de poder apoyar y recibir  orientación de manera temprana.  

Si lo necesitas, estamos para acompañarte.