La plagiocefalia se define como una “deformidad craneal”, que afecta generalmente la región postero-inferior (occipital) del cráneo. Existen dos tipos de plagiocefalia:

1. Plagiocefalia secundaria a craneosinostosis (cierre prematuro de suturas del cráneo)
2. Plagiocefalia posicional

La plagiocefalia posicional es la más común (y evitable), y se produce como consecuencia de una postura mantenida en el tiempo. Específicamente, nos referimos a la postura boca arriba. Cuando un bebé pasa mucho tiempo en esta posición durante los primeros meses de vida, los huesos del cráneo (que son fácilmente moldeables) se van deformando y la cabeza se aplana debido a la presión que ejerce la superficie sobre la misma.

Pero, ¿las consecuencias son únicamente estéticas? La respuesta es NO.
Si la deformidad craneal es importante y no se trata a tiempo, puede llegar a afectar distintas funciones cerebrales.

¿Qué hace el kinesiólogo para tratar la plagiocefalia posicional?

La intervención temprana del kinesiólogo es fundamental en el tratamiento de la plagiocefalia.

Cuando un bebé es derivado con diagnóstico de plagiocefalia, el kinesiólogo lo primero que hace es evaluar con un “craneómetro”. Esta herramienta permite medir el grado de deformidad de la cabeza.

Una vez evaluado, el tratamiento consiste principalmente en explorar posturas distintas al boca arriba.

¿Qué significa esto? Que el kinesiólogo posicionará al bebé en las otras dos posiciones que son propias de un bebé menor a 6 meses; de lado y boca abajo.
Por último, es importante mencionar que si a los 5 meses (aproximadamente) de edad no se han visto cambios con el tratamiento kinésico, es probable que su pediatra sugiera el uso de un casco ortopédico como complemento al tratamiento.